La tiroides y el embarazo: ¿Cómo afecta y qué debes saber?

La glándula tiroides desempeña un papel crucial en el cuerpo, regulando el metabolismo y produciendo hormonas esenciales para el desarrollo y funcionamiento de diferentes sistemas. Durante el embarazo, la función tiroidea cobra aún más relevancia, ya que tanto la madre como el feto dependen de un equilibrio adecuado de hormonas tiroideas. En este artículo, exploraremos la tiroides y el embarazo. En otras palabras cómo la tiroides afecta el embarazo, los riesgos asociados con trastornos tiroideos y cómo manejar estas condiciones para asegurar un embarazo saludable. Es importante destacar que una mujer con trastornos de la tiroides que desee embarazarse, puede conseguir embarazo con el tratamiento adecuado.

¿Qué es la tiroides y cómo funciona?

La tiroides es una pequeña glándula en forma de mariposa situada en la parte frontal del cuello. Produce principalmente dos hormonas: la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3). Estos regulan el metabolismo, la temperatura corporal y el ritmo cardíaco. En el embarazo estas hormonas son cruciales para el desarrollo neurológico del feto y para mantener el bienestar de la madre.

Trastornos tiroideos comunes en el embarazo

Durante el embarazo, la tiroides de la madre debe aumentar su producción de hormonas en aproximadamente un 30 y 50% para satisfacer las necesidades del feto. Sin embargo, algunas mujeres pueden experimentar disfunciones tiroideas, que se clasifican principalmente en dos categorías:

Hipotiroidismo: Ocurre cuando la tiroides produce una cantidad insuficiente de hormonas. Puede causar fatiga, aumento de peso, depresión y, en casos severos, complicaciones como preeclampsia, anemia, bajo peso al nacer y riesgo de aborto espontaneo.

Hipertiroidismo: Se caracteriza por una producción excesiva de hormonas tiroideas. Los síntomas incluyen pérdida de peso, nerviosismo, palpitaciones y puede aumentar el riesgo de aborto espontáneo, parto prematuro y preeclampsia.

La importancia de un diagnóstico temprano

Detectar y tratar a tiempo los trastornos tiroideos es clave para garantizar un embarazo saludable. Las pruebas de función tiroidea, como la medición de TSH (hormona estimulante de la tiroides), T3 y T4 libre, junto con análisis de anticuerpos antitiroideos (antiperoxidasa, antitiroglobulina y antirreceptor de hormonas tiroideas), son esenciales para diagnosticar condiciones como el hipotiroidismo, la tiroiditis de Hashimoto y la enfermedad de Graves-Basedow. Un diagnóstico temprano permite iniciar un tratamiento adecuado, reduciendo significativamente los riesgos tanto para la madre como para el bebé.

Tratamiento de los trastornos tiroideos durante el embarazo

El tratamiento de los trastornos tiroideos durante el embarazo depende del tipo de alteración diagnosticada, ya que cada condición requiere un enfoque particular para asegurar el bienestar tanto de la madre como del bebé.

Hipotiroidismo

El hipotiroidismo, caracterizado por la baja producción de hormonas tiroideas, se trata comúnmente con levotiroxina, una hormona sintética que reemplaza la tiroxina (T4) producida naturalmente por la glándula tiroides. Durante el embarazo, es crucial monitorear regularmente los niveles de TSH, ya que las necesidades de hormona tiroidea pueden aumentar a medida que el embarazo avanza. Un ajuste adecuado de la dosis es fundamental para mantener los niveles hormonales dentro del rango recomendado y evitar complicaciones como el retraso en el desarrollo fetal o el parto prematuro.

Hipertiroidismo

El hipertiroidismo, que implica una producción excesiva de hormonas tiroideas, se trata generalmente con medicamentos antitiroideos como el propiltiouracilo (PTU) o el metimazol. Estos fármacos actúan reduciendo la producción de hormonas tiroideas y controlando los síntomas asociados, como la taquicardia y la pérdida de peso. Sin embargo, dado que estos medicamentos pueden tener efectos secundarios tanto para la madre como para el feto, es fundamental utilizar la dosis recomendada por un especialista que mantenga la enfermedad bajo control. En algunos casos graves, podría considerarse un tratamiento quirúrgico, aunque es menos común durante el embarazo.

Importancia del seguimiento médico

En ambos casos, el monitoreo frecuente de los niveles de hormonas tiroideas es esencial para ajustar el tratamiento de forma adecuada. Un manejo correcto del hipotiroidismo o hipertiroidismo durante el embarazo minimiza riesgos como la preeclampsia, el bajo peso al nacer y el aborto espontáneo. Además, un tratamiento adecuado mejora la salud general de la madre y el desarrollo saludable del bebé. Por lo tanto el tratamiento de los trastornos tiroideos en el embarazo debe ser cuidadosamente controlado por un un especialista en endocrinología.

Consejos para una tiroides saludable durante el embarazo

  • Consulta médica regular: Asistir a tus controles prenatales y realizar pruebas de función tiroidea si tienes antecedentes de problemas tiroideos.
  • Dieta equilibrada: Consumir alimentos ricos en yodo, como pescado y productos lácteos, es esencial para el funcionamiento adecuado de la tiroides.
  • Monitorización constante: Si ya estás bajo tratamiento, es crucial seguir las indicaciones de tu médico y realizar los ajustes necesarios en tu medicación.

La tiroides juega un papel vital durante el embarazo, y mantenerla en equilibrio es clave para un embarazo saludable. Si sospechas que puedes tener un trastorno tiroideo o ya estás diagnosticada, no dudes en buscar atención médica especializada. En «Fertivida«, nuestro centro de Fertilidad y Endocrinología Ginecológica, somos especialistas en tratar los trastornos hormonales y estamos comprometidos en ayudarte a tener un embarazo seguro y saludable, brindandote la atención y el tratamiento adecuado que necesitas.